Por: Nia Price. BBC News
Para algunas personas, un día de «terapia de compras» puede ser la solución perfecta para sentirse mejor consigo mismas. Pero, ¿qué ocurre cuando no puedes parar de comprar?
Rodeada de percheros con camisas, vestidos y suéteres, Lucy me cuenta que puede pasarse hasta 14 horas al día buscando ropa nueva para escapar de la realidad.
La vida de esta mujer de 37 años puede parecer un sueño, pero Lucy tiene claro que las compras excesivas perjudicaron su vida.
En un momento dado, Lucy se vio obligada a no pagar las facturas para poder seguir comprando ropa.
«Es como un ahogo físico y emocional. Me he sentido como si estuviera constantemente bajo el peso de la ropa», comenta.
Lucy no tiene ni idea de cuántas prendas posee, pero ocupan una habitación entera de su casa de West Yorkshire (norte de Inglaterra), así como varias maletas y un depóstio de más de 3 metros cuadrados.
«La ropa actuaba como una coraza para no sentir la vida real», explica.
Lucy creó una cuenta de Instagram de moda y sus compras acabaron «disparándose» hasta el punto de que gastaba el equivalente a US$930 a la semana, llegando a acumular una deuda de casi US$16.000.
«Era lo primero en lo que pensaba cuando me despertaba», reconoce.
«Sigues buscando ropa del mismo modo que alguien puede seguir bebiendo porque no ha llegado al punto de escapismo que esperaba alcanzar», recuerda mientras sigue en su proceso de recuperación.
El momento en que «hizo clic»
Dice que ver en internet a influenciadores con abundantes cantidades de ropa «normalizó» sus hábitos.
No fue hasta que un terapeuta le dijo que podía tener oniomanía -la necesidad compulsiva de comprar cosas- cuando se dio cuenta de que era posible ser adicto a las compras.
Describe la segunda sesión de terapia cognitivo-conductual (TCC) del NHS (Sistema de Salud Pública de Reino Unido) en la que oyó hablar del trastorno como el momento en que «hizo clic».
La adicción a las compras, conocida también como trastorno de compra compulsiva, sucede cuando una personas siente la necesidad descontrolada de ir de compras y gastar, a pesar de las consecuencias negativas.
No se sabe cuánta gente sufre de esto. Un análisis de una investigación indica que afecta alrededor de 5% de adultos, pero un estudio más reciente señala que puede haber aumentado a 10% desde la pandemia.
Ahora, Lucy y otros en todo Reino Unido hacen un llamado para que haya mejor comprensión de la condición y más apoyo de parte del NHS.
«Creo que actualmente hacen falta recursos. Las investigaciones y conocimiento de la oniomanía simplemente no está al mismo nivel de la adicción a las sustancias», expresa Lucy.

Natalie tiene lo que llama su «despensa del juicio final», con más de 100.000 artículos caseros en su casa de Rotherham (norte de Inglaterra).
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) de esta mujer de 40 años la «impulsa» a comprar ciertas cosas, incluyendo un número y color de artículos particulares.
La despensa de su casa alberga 300 tubos de pasta dental y 3.000 esponjas de lavar.
«Se exacerbó hasta el punto en que salía y no podía relajarme hasta que el baúl del auto estuviera lleno de cosas», cuenta Natalie.
En el punto máximo de su adicción, iba a las tiendas todos los días y podía gastar hasta US$4.000, incluyendo US$1.300 en artículos de tocador.
«No puedo parar y tampoco quiero parar. Si veo algo online, lo necesito. No me importa cómo, necesito tenerlo».
La madre de un hijo recientemente gastó US$1.300 durante un vuelo, mayormente en perfumes, y confiesa que tiene unas 400 fragancias, compradas todas en poco más de dos años.
Natalie, que trabaja como una enfermera de práctica privada, explica que la publicidad tiene un «enorme efecto» en sus hábitos de consumo y que puede pasar unas seis horas al día viendo videos de perfumes online cuando no está trabajando.
Se ha sometido a terapia tanto con el NHS como en privado, pero siente que no tuvo resultados porque todavía no está lista para parar, aunque está enfocada en tratar de disminuir sus compras.
«Pienso que cada adicción debe recibir un tratamiento igual y que más ayuda y terapia debería estar disponible (del parte del NHS) para las personas que las buscan», opina.

La BBC ha conversado con 15 personas que sienten que tienen una adicción a las compras.
Muchas se refirieron al estrés mental y sensación de culpa y vergüenza. Una dijo que había desarrollado un desorden alimenticio como consecuencia, y otra indicó que se convirtió en un «monstruo».
Todas estas personas sienten que las redes sociales contribuyeron a su adicción.
Según los expertos, la proporción de las ventas al por menor en la red se ha más que duplicado en la última década, aumentando de 12% en mayo de 2015 a 27% en mayo de 2025.
El ente que promueve y regula la publicidad digital en Reino Unido, IAB UK, informa que la inversión publicitaria en redes sociales creció 20% el año pasado, alcanzando un total de US$11.750 millones.
Zaheen Ahmed, director de terapia del Grupo UKAT, que administra centros de tratamiento de adicciones en todo el país, señala que han estado viendo más personas con adicción a las compras.
Explica que la anticipación hormonal de hacer una compra puede ser equivalente a la reacción de un consumidor de drogas cuando logra obtener una dosis.
Ahmed afirma que el uso de redes sociales como parte de poseer un teléfono inteligente es la «nueva normalidad».
«Las redes sociales están impactando nuestras vidas a más no poder y están contribuyendo a nuestro impulso de comprar, impulso de gastar, impulso de interactuar todo el tiempo».

Salir de compras se convirtió en un mecanismo de defensa para los problemas de confianza y autoestima que abruman a Alyce.
Empezó a usar planes de Compra Ahora Paga Después a los 18 años, una decisión que describe como una «puerta de entrada» a otros créditos.
Al final, Alyce, que es de Bristol (oeste de Inglaterra), quedó sujeta a casi US$12.000 en deudas después de gastar hasta US$1.000 mensuales en nuevos artículos, particularmente ordenando ropa online.
«Entre más cosas había que abrir, más era la emoción», reconoce.
«Pero una vez abría los paquetes, la emoción se desvanecía y me entristecía otra vez; y así continuaba el ciclo».
«Las redes sociales son esencialmente otra versión de QVC (un canal de televisión multinacional de compras desde casa), pero una que las generaciones más jóvenes miran», expresa la joven de 25 años.
Alyce, que trabaja en administración de empresas, ha logrado superar su adicción con terapia y actualmente está casi libre de deudas.
«Si no hubiese hecho eso, realmente no sé dónde hubiera terminado», relata.
«Sinceramente cambia tu manera de pensar e invade sigilosamente todo lo que haces, toda tu vida gira en torno al día de pago, cuando puedes comprar otra vez».
«Simplemente se vuelve muy abrumador», asegura.

El NHS declara que es posible volverse adicto a casi cualquier cosa, pero no hay un diagnóstico específico para la adicción a las compras.
Una razón se debe a que los expertos disputan la manera de clasificarla, con algunos creyendo que es una adicción conductual, mientras que otros la asocian con trastornos de ánimo u obsesivos compulsivos.
Ian Hamilton, profesor especializado en adicción de la Universidad de York, expresa que la adicción a las compras ha «tomado por sorpresa a la psiquiatría».
El experto, que ha trabajado en ese campo durante tres décadas, cree que todavía estamos a dos o tres años de reconocer el trastorno más ampliamente como un diagnóstico formal.
Asegura que el sector comercial ha adoptado algunas de las estrategias usadas por la industria de los juegos de azar para retener enganchadas online a las personas.
«No creo que sea un accidente que la gente encuentre dificultades una vez inician este círculo viciosos de gastar, comprar, sentir placer y luego remordimiento».
El académico añade que el auge de los influenciadores no es una simple coincidencia.
«Una cosa es que te describan un artículo, pero eso no tiene el mismo impacto como ver una secuencia de video atractivo y bien producido que elogia las virtudes de un artículo y sólo resalta lo positivo».
Pamela Roberts, psicoterapeuta del proveedor de salud Priory Group, es clara al respecto: «Necesitamos adoptar diferentes estrategias de defensa, pero sólo podemos aprenderlas cuando sea reconocida como un problema y eso sólo ocurrirá cuando se haga oficialmente».
Un portavoz del NHS afirmó: «Las terapias de diálogo del NHS proveen tratamiento para una gama de condiciones incluyendo TOC y proveen habilidades y técnicas prácticas para ayudar a superarlas».
Añadió que quien tenga problemas con el trastorno obsesivo compulsivo puede contactar a su médico general o solicitar ser referido a terapia.
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