Un nuevo estudio profundiza en las razones por las que esta antigua bebida es asociada desde antaño con la prevención contra la obesidad.
Según un estudio publicado en la revista Cell Biochemistry and Function, los compuestos del té verde pueden reprogramar el metabolismo muscular para aumentar la sensibilidad a la insulina y la tolerancia a la glucosa.
Ya existen estudios sobre la conexión entre el mejor control del nivel de azúcar en sangre y el consumo de té verde, pero dichos estudios presentan un sesgo importante.
Gran parte de esa evidencia se ha obtenido en animales en entornos fríos de laboratorio, lo que puede activar artificialmente los procesos de quema de calorías, afirman investigadores del Instituto de Apoyo a la Investigación del Estado de Sao Paulo (FAPESP, por sus siglas en portugués).
Para resolver esta incógnita, los investigadores alimentaron a los ratones con una dieta alta en grasas antes de suministrarles un extracto de té verde, manteniendo una temperatura de 28 °C durante todo el experimento.
Prevención contra la obesidad
Los ratones se dividieron en tres grupos: uno con dieta normal, otro con dieta alta en grasas y agua, y otro con dieta alta en grasas y extracto de té verde. Este último grupo presentó un mejor control glucémico, una mayor tolerancia a la glucosa y una mayor sensibilidad a la insulina.
Con «chocolates, galletas rellenas, dulce de leche y leche condensada», los ratones consumieron «el mismo tipo de comida que una persona consume diariamente», aclara Rosemari Otton, que lleva más de quince años investigando el té verde.
El brebaje milenario «protege al músculo contra los efectos dañinos de la obesidad», se lee en el artículo. Mejoró la fibra del área transversal sin afectar al nivel de otros compuestos, como el colesterol. Además, una enzima esencial en el metabolismo de la glucosa (necesario para la recuperación de los músculos) volvió a los niveles previos a la dieta alta en grasas.
El componente responsable
Aunque no pudieron identificar ningún componente específico responsable de estos efectos, sí pudieron determinar que el té verde no tendría beneficios si los organismos no produjeran una hormona específica llamada adiponectina.
Concluyeron que la combinación de los componentes del té verde y la presencia de dicha hormona es la clave para observar este efecto. Reconocen que han intentado estudiar los componentes por separado, pero no han podido reproducir «la sinergia entre los componentes» que se consigue cuando están juntos.
«Lo ideal es el consumo habitual, como vemos en los países asiáticos», advirtió Otton. «En Japón, por ejemplo, la gente consume té verde todos los días durante toda su vida y las tasas de obesidad son bajas. Pero esto es diferente a beber té durante cinco meses y esperar un efecto milagroso de pérdida de peso», explicó.
(c) RT (17.10.2025)