Washington, 18 octubre (EFE).- Por primera vez en décadas, la gran mayoría de las oficinas de la prensa en el Pentágono permanecen vacías, después de que decenas de reporteros abandonaran la emblemática sede del Departamento de Defensa en rechazo a las nuevas restricciones que los convertirían, afirman, en «simples estenógrafos».
Decenas de periodistas, algunos con más de 30 años en el rebautizado Departamento de Guerra estadounidense, salieron en masa del edificio tras cumplirse el plazo este miércoles para aceptar las nuevas normas, que establecen rigurosas limitaciones al uso de fuentes y la publicación de información, aún cuando esta no sea clasificada.
Grandes medios estadounidenses como The New York Times, The Washington Post, Politico, ABC News, CBS News, CNN, NBC News, e incluso la conservadora Fox News, – la cadena favorita del presidente Donald Trump-, se unieron a la protesta. Las agencias internacionales de noticias, entre ellas EFE, también entregaron sus credenciales.
«Fue un día triste para la prensa, para nuestra profesión, pero también para el país, porque la relación entre la prensa y el Pentágono suele ser tensa, pero existía un entendimiento mutuo del trabajo que cada parte estaba realizando», dijo a EFE Nancy Youssef, veterana reportera de Seguridad Nacional y Defensa, ahora con The Atlantic.
No más entrevistas en los pasillos
Por más de 50 años, los reporteros con credenciales de acceso al Pentágono, muchos de ellos con su propia mesa en el gigantesco complejo, podían acercarse a los despachos de altos funcionarios a pedir información sobre movimientos de tropas o el destino de fondos, entrevistar a jefes militares en los pasillos y recibir actualizaciones de portavoces.
Desde que el nuevo secretario de Guerra, Pete Hegseth, asumió el cargo en enero pasado, las relaciones del Departamento con la prensa cambiaron drásticamente. También acabaron las habituales ruedas de prensa.
El excomentarista de Fox News restringió en mayo las zonas desclasificadas por donde usualmente se movía la prensa, tras lo que ordenó pruebas de polígrafo para identificar a responsables de filtraciones y luego anunció las nuevas reglas, puestas en vigor esta semana.
«Las nuevas normas establecen que, si quieres informar desde dentro del edificio, debes aceptar no pedir ninguna información y solo reportar lo que el Pentágono ya haya dicho al respecto. Así que simplemente hacer preguntas podría hacerte perder la acreditación. Solo puedes publicar lo que el Pentágono te autorice a decir», explicó Youseff.
Cajas llenas y oficinas vacías
Poco antes de cumplirse el plazo de las 4:00 pm del miércoles, en los pasillos donde históricamente han trabajado diariamente los corresponsales, se agolpaban cajas llenas de fotografías, folios, libros y equipos, testimonios de años de labor en el edificio, y en muchos casos, reliquias que los periodistas han heredado de sus antecesores.
Los reporteros entregaron sus credenciales al negarse a firmar un documento de 21 páginas con los nuevos requisitos y fueron escoltados hasta la salida por funcionarios del rebautizado Departamento de Guerra, caminando por pasillos decorados con recortes de prensa y fotografías de coberturas históricas que elogian «El poder de la prensa».
El mural donde aparecían unas treinta fotos de los corresponsales acreditados hoy permanece casi vacío, con la excepción de unos diez periodistas de medios conservadores estadounidenses, medios asiáticos y freelance.
Youseff, que fue presidenta fundadora de la Asociación de Prensa del Pentágono, insistió en que de según las nuevas normas, la publicación de cualquier información que no haya sido aprobada previamente, incluso la no clasificada, «podría representar un posible riesgo para la seguridad nacional», bajo el nuevo marco legal para informar dentro del complejo.
«Si solo publicamos lo que ellos quieren que digamos, ya no somos periodistas, somos simples estenógrafos. Para muchos de mis colegas era un requisito imposible, así que la Asociación decidió que si esa era la única manera de permanecer en el edificio, como decía el Pentágono, entonces estábamos preparados para irnos. Y eso hicimos», dijo.
La cobertura continúa
El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, no ocultó su antagonismo con lo que la Administración Trump llama «los medios tradicionales», a los que acusa sin base de querer dañar la gestión del mandatario republicano.
«Los medios de comunicación, con su presunción de superioridad moral, decidieron autodeportarse del Pentágono. Es su derecho, pero también su pérdida. No se les echará de menos», escribió en X poco después de la salida de los reporteros.
A pesar de un cada vez más complicado acceso a las fuentes y a la información, los corresponsales de defensa aseguran que su trabajo continúa. Sin embargo, perder el acceso a la sede de Arlington (Virginia) dificulta el trabajo.
«Fue triste, porque ya nos habíamos acostumbrado a estar en un edificio donde, aunque no podíamos entrar en zonas restringidas, siempre podíamos hacer preguntas. Y ahora eso ya no se puede. Al menos no de modo presencial. Podemos seguir trabajando, pero ya no como lo hacíamos antes», aseguró. EFE