Por. Marc Tió
Rockefeller Center presenta una nueva experiencia que permite recrear la mítica foto, tomada en 1932, de unos trabajadores de la construcción sentados sobre una viga.
En los últimos años, el skyline de Nueva York se ha transformado con la incorporación de varios rascacielos con miradores que ofrecen vistas impresionantes de toda la ciudad. Uno de los más llamativos es The Summit, en la cima del One Vanderbilt. Este observatorio quiso romper la norma de los miradores como simple plataforma para quedar embobado con la silueta de los edificios de Nueva York. Con su sala cubierta de espejos que reflejan Manhattan desde ángulos jamás vistos, más que una observación, The Summit ofrece una experiencia inédita.
Las novedades dejaron un tanto anticuados los observatorios clásicos de la ciudad que, aun así, siguen ofreciendo las mejores vistas. Pero ¿cómo competir con la sensación de colgarse al vacío del City Climb, la atracción de vértigo del mirador Edge, en Hudson Yards? El Empire State Building reformó por completo la planta 102 del icónico rascacielos, con ventanales de de suelo a techo que ofrecen vistas ininterrumpidas desde lo más alto de Nueva York. Era cuestión de tiempo que el Top of the Rock saliera con su propia propuesta en su sector ya muy competitivo.
Quizá no haya foto más asociada con los rascacielos de Nueva York que la de los once trabajadores de la construcción tranquilamente sentado en una viga, colgada al vacío, durante su pausa para comer. La instantánea lleva por título ‘Lunch Atop a Skyscraper’ (Almuerzo en lo alto de un rascacielos) y fue tomada el 20 de septiembre del 1932, tan sólo medio año antes de la inauguración del Rockefeller Center. La imagen resume toda una era de coronación de los edificios más altos del mundo y el duro trabajo de la mano de obra llegada del norte de Europa. Muchos la atribuyen erróneamente al Empire State Building pero, en realidad, la foto se tomó en la planta 69 del entonces llamado RCA Building, ahora apodado, 30 Rock.
Aquellos que ya hayan subido al Top of the Rock en los últimos años, recordarán que, después de pasar los controles de seguridad habituales, el personal te invitaba a sentarse en una viga, con un fondo verde, para recrear ese momento. El verde se sustituía por el Rockefeller Center gracias a la magia de los retoques digitales. Ahora, esa experiencia, que mucha gente optaba por saltarse, se puede recrear en lo alto del edificio.
La nueva experiencia se llama The Beam (La viga) y se encuentra en el lado norte de la misma planta 69 de los trabajadores. Esta vez, la estructura se levanta sobre un soporte mecánico que asciende hasta los casi cuatro metros. Los visitantes son invitados a sentarse en la viga que tiene un pequeño respaldo con un cinturón parecido al de los automóviles. La estructura se eleva hasta la cima del Top of the Rock para luego dar una vuelta de 160 grados que nos sitúa de cara a los rascacielos más esbeltos de la ciudad, frente a Central Park. Unos segundos después, da la vuelta de nuevo para tomarnos una foto desde las alturas. Esta vez, el fondo sí es real.
La experiencia es simple y efectiva. Difícilmente generará sensación de vértigo porque el suelo se encuentra a solo un salto de nuestros pies y la fijación es muy segura. Probablemente lo mejor de la atracción es puro terror para los adictos a las redes sociales: no se puede subir el móvil. Esto nos obliga a algo a lo que cada vez estamos menos acostumbrados, a disfrutar del momento y no a través de una pantalla, sino con nuestros propios ojos. Sentado en la viga, con la alfombra de edificios de Midtown y más allá, uno tiene la sensación que Nueva York se detiene para nosotros. Es un momento de tranquilidad inusual en una ciudad de bocinazos y prisas que merece ser absorbido en toda su inmensidad.
La entrada para subir a The Beam cuesta 25 dólares a los que hay que sumar los 40 del ticket básico del observatorio que forma, así, una experiencia completa. La atracción está incluida en los pases VIP que incluyen saltarse las colas y la foto en papel. Los que decidan prescindir de la experiencia tendrán la oportunidad de sentarse en la otra viga de la cara sur y hacerse otra foto. Esta no se mueve pero el Empire State Building queda justo detrás.
Publicado por Marc Tió en Condé Nast Traveler/18 de diciembre 2023
