La investigación concluye que hay más microplásticos en recipientes de vidrio que en botellas de plástico.
Un estudio llevado a cabo en Francia ha revelado que las bebidas en botellas de vidrio contienen más partículas microplásticas que las que están envasadas en plástico, cartón o latas.
La investigación ha sido llevada a cabo por la unidad de Boulogne-sur-Mer del Laboratorio de Seguridad Alimentaria de la ANSES, con el objetivo de determinar el nivel de contaminación por microplásticos en bebidas como agua, refrescos, té helado, vino y cerveza.
«Esperábamos el resultado opuesto», declaró a la agencia France Presse Iseline Chaïb, una de las autoras de la investigación. «Luego observamos que en el vidrio, las partículas que emergían de las muestras tenían la misma forma, color y composición polimérica (y por lo tanto, el mismo plástico) que la pintura en el exterior de las tapas que sellan las botellas de vidrio».
Ante la falta de datos toxicológicos de referencia, los científicos dicen que no es posible determinar si los niveles de microplásticos detectados suponen un riesgo para la salud de los seres humanos.
En el caso específico del agua , el nivel de microplásticos fue relativamente bajo independientemente del envase, con un promedio de 4,5 partículas por litro en botellas de vidrio y 1,6 partículas por litro en botellas de plástico y cartón. El vino también contenía pocos microplásticos, incluso en botellas de vidrio con corcho. El origen de estas variaciones en el nivel de microplásticos en las bebidas aún está por investigar, excepto en las bebidas en botellas de vidrio con tapón.
Los científicos investigaron el origen de los microplásticos encontrados en bebidas envasadas en botellas de vidrio con tapón. Dadas sus características, concluyeron que estas partículas probablemente provenían de los tapones metálicos, y más específicamente de la pintura que los cubría.
Este hipótesis se basa en dos pistas: la primera es que los microplásticos encontrados en las bebidas eran en su mayoría del mismo color y tenían la misma composición que la pintura de los tapones. En segundo lugar, la pintura de estos tapones tenía pequeños arañazos invisibles a simple vista y probablemente causados por la fricción entre los tapones al almacenarlos antes de su uso.
Los autores del estudio cree que esta fricción, que liberó partículas de la superficie de los tapones, era la fuente de los microplásticos encontrados en el interior de las botellas de vidrio.
Para confirmar la ruta de contaminación de las bebidas embotelladas y explorar la posibilidad de reducir los niveles de microplásticos, el laboratorio analizó los efectos de diferentes operaciones de limpieza.
«Estudiamos tres escenarios», dice Chaïb. «Limpiamos las botellas y las llenamos con agua filtrada para evitar la detección de microplásticos. Luego, colocamos los tapones sin tratar, tras soplarlos con una bomba de aire comprimido o tras soplar aire y enjuagarlos con agua filtrada y alcohol», prosigue.
Si bien se encontró un promedio de 287 partículas por litro en el agua de las botellas selladas con tapones sin limpiar, esta cifra disminuyó significativamente, a 106 partículas por litro, al soplar aire sobre los tapones antes de colocarlos en las botellas. La cifra disminuyó aún más, a 87 partículas por litro, al soplar y enjuagar después.
Los investigadores creen que para evitar que partículas de plástico se liberen en las bebidas contenidas en botellas selladas con tapones, los fabricantes deberían explorar otras líneas de acción, como cambiar las condiciones en las que se almacenan los tapones antes de su uso, para evitar fricciones, o modificar la composición de la pintura utilizada en los tapones.
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