¿Cuáles son los verdaderos dilemas y las realidades que enfrenta el país en su escenario fiscal? Magín Díaz los detalla en seis puntos clave.
Por: Andrés Tovar. El Caribe
La expresión «reforma fiscal» se escucha constantemente en las noticias. Para el ciudadano común, a menudo suena como un concepto abstracto, una amenaza lejana pero preocupante que podría afectar su bolsillo. Sin embargo, más allá de los titulares, ¿cuáles son los verdaderos dilemas y las realidades que enfrenta el país?
El amplio contexto de esta pregunta fue el centro de la disertación del Ministro de Hacienda y Economía, Magín Díaz en la entrevista especial de elCaribe y CDN. Sus reflexiones ofrecen una imagen mucho más clara y matizada de los desafíos reales y los posibles caminos a seguir, desmontando mitos y enfocando el debate en los puntos que realmente importan.
1. La verdadera urgencia de la reforma: actuar antes de que estalle la crisis
Contrario a la creencia popular, la principal razón para abordar una reforma fiscal no es una crisis inminente. Magín Díaz argumenta que, precisamente porque el país no enfrenta un riesgo de colapso fiscal en los próximos dos o tres años, ahora es el momento ideal para actuar.
Esta perspectiva se opone frontalmente a la historia dominicana, donde las grandes reformas del pasado (1992, 2003-2004) fueron respuestas forzadas por crisis que no dejaban margen para la negociación.
La propuesta de Díaz representa un crucial llamado a la madurez fiscal: legislar desde una posición de estabilidad, no de desesperación, para construir un consenso de manera calmada y estratégica en lugar de hacerlo bajo la presión de una emergencia.
«…vamos a sentarnos y vamos a ponernos de acuerdo a hacer algo que aumente los ingresos antes de que venga una crisis» (Magín Díaz, Ministro de Hacienda y Economía en entrevista para elCaribe y CDN)
2. El nuevo protagonista del debate fiscal no son los pobres, es la clase media
Históricamente, la mayor preocupación en cualquier reforma tributaria era su impacto en la población más vulnerable. Sin embargo, según Díaz, este paradigma ha cambiado radicalmente. Gracias a programas sociales modernos y bien focalizados, el Estado cuenta con mecanismos eficientes para compensar a los más pobres.
El verdadero desafío ahora, y el nuevo protagonista del debate, es la vasta clase media dominicana, que representa entre el 60% y el 70% de la población. Diseñar una reforma que no afecte de alguna manera a este grupo mayoritario es prácticamente imposible. Es esta clase media, no los pobres, la que con mayor probabilidad saldrá a protestar.
Por ello, el análisis trasciende lo puramente económico y entra en lo político: es necesario convencer a esta clase media de que un pago marginalmente mayor se traducirá en beneficios tangibles, como mejores servicios públicos. La simple idea de aumentar los impuestos solo al 1% más rico es insuficiente para generar los ingresos que el país necesita.
3. Ampliar el ITBIS ya no es una opción políticamente viable
Magín Díaz ofrece una evaluación sincera sobre la propuesta de reforma fiscal anterior. Aunque estaba de acuerdo con la necesidad de recaudar más, consideró que algunos de sus elementos clave, como la generalización del ITBIS al 18% para todos los productos, eran «muy agresivos». Su conclusión es contundente: la ventana de oportunidad política para ampliar la base del ITBIS a bienes altamente sensibles que hoy están exentos (alimentos, medicinas, educación privada) ya se cerró.
Sin embargo, esto no significa un callejón sin salida. Díaz esboza un posible camino a futuro, aunque políticamente complejo: una implementación gradual, con una tasa reducida para los productos y servicios hoy exentos, en lugar de aplicar el 18% de golpe. Esto revela que la discusión no está muerta, sino que exige una estrategia mucho más sofisticada y gradualista.
…yo creo que el momento de ampliar la base del (ITBIS) político ya pasó eh yo creo que hay que buscar otra figura más progresiva… (Magín Díaz, Ministro de Hacienda y Economía en entrevista para elCaribe y CDN)
4. Las dos promesas innegociables que el gobierno debe hacer para cualquier aumento de impuestos
Para que cualquier propuesta de aumento de impuestos tenga la más mínima posibilidad de ser aceptada por la ciudadanía, Díaz afirma que el gobierno debe poner sobre la mesa dos compromisos ineludibles para generar confianza:
- Una lucha seria contra la evasión: El gobierno debe presentar un plan creíble, profesional y ético para combatir el fraude y la evasión fiscal. El mensaje debe ser claro: la carga no puede seguir recayendo únicamente sobre los contribuyentes que siempre cumplen.
- Un compromiso con la eficiencia del gasto: Se debe demostrar un esfuerzo real por mejorar la calidad del gasto público. Esto no significa necesariamente recortar el gasto total, sino reasignar recursos desde áreas ineficientes hacia partidas más productivas que generen un mayor impacto en la sociedad, como la inversión pública.
5. El dilema de la inversión pública: endeudarse hoy para crecer mañana
El ministro coincide con las críticas que señalan el bajo nivel de inversión pública del país. Ante esta realidad, revela un cambio de perspectiva personal y pragmático: llegó a defender la idea de aumentar la deuda pública específicamente para financiar la inversión si no era posible concretar una reforma que aumentara los ingresos.
Esta no es solo una idea teórica. Desde su llegada al ministerio, se ha tomado una acción concreta y drástica: duplicar la ejecución mensual de la inversión pública, pasando de 10,000 millones a 20,000 millones de pesos. Esta decisión representa una elección estratégica para reactivar la economía y atender las necesidades de infraestructura, asumiendo un costo fiscal a corto plazo con la mira puesta en el crecimiento futuro.
6. La razón por la que más asalariados pagan impuestos (y por qué se debe revisar)
Díaz explica con franqueza el origen de la no indexación de los umbrales del impuesto sobre la renta a la inflación, una política iniciada en 2017 cuando él mismo era Director de Impuestos Internos. El objetivo era ampliar la base de contribuyentes, y el contexto es revelador: en ese momento, menos del 10% de los asalariados dominicanos pagaba este impuesto.
La medida fue exitosa, llevando la proporción a cerca del 20%. Sin embargo, el dato más potente que aporta Díaz es la comparación internacional: en el promedio de países comparables, el 40% de los asalariados paga impuesto sobre la renta. Este punto es crucial, pues demuestra que, incluso con la medida, la base tributaria del país sigue siendo comparativamente pequeña. Ahora, Díaz sostiene que «llegó el momento de discutirlo», pero no de forma aislada, sino como parte de un paquete integral que también considere otros elementos que no se han indexado y que perjudican al fisco, como el «Marvete» o los impuestos a los combustibles.
El desafío es el consenso
Las reflexiones de Magín Díaz dejan claro que el camino hacia una reforma fiscal exitosa es menos una cuestión de fórmulas técnicas y más un desafío de construir un nuevo consenso social. La clave no está en encontrar el impuesto perfecto, sino en lograr un pacto basado en la transparencia, la confianza en el uso de los recursos y un sentido de sacrificio compartido.
La gran pregunta que queda en el aire es si la sociedad dominicana, desde sus líderes políticos hasta sus ciudadanos, está verdaderamente preparada para tener esta conversación compleja pero ineludible para asegurar su futuro.
(c) El Caribe (03.12.2025)
