Madrid (EFE).- El Black Friday de este año vuelve a adelantarse y no espera al viernes en cuestión, ni siquiera a la semana previa porque lleva ya semanas asomándose a las pantallas, saltando en las plataformas y marcando ya el pulso del consumo.
La campaña se hace cada vez más grande ante un consumidor que también mira cada vez más los precios y desconfía de las ofertas.
Este crecimiento de la campaña tiene una explicación sencilla, según explica a EFE el portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), Enrique García: el Black Friday ha crecido porque también ha crecido el peso del consumo digital y además en España se ha asentado como costumbre comercial a una velocidad muy rápida.
En Estados Unidos tiene tradición, pero aquí ha llegado sin pasado, pero con fuerza. «Se ha españolizado y se ha adaptado a golpe de costumbre comercial y, sobre todo, de publicidad», comenta.
«La insistente publicidad de principios de mes es el indicador de que esto ya no es un día, sino un periodo», apunta García quien considera que ya no tiene sentido seguir llamando a este viernes 28 de noviembre Black Friday?. «No lo tiene, pero se ha convertido en una marca que el consumidor asocia a descuento», apostilla.
Y es que, a su juicio, el término funciona, aunque ya no describa la realidad. «Black Week no es tan llamativo», bromea.
Un ‘Viernes Negro’ más largo y con más ruido de precios
Cualquier excusa es buena para posicionarse en un mercado con una competencia feroz y en esta campaña de lo que se trata, sobre todo, es de captar la atención para así adelantar ventas e incluso para estar presentes de cara a la campaña navideña, la época más importante del año para muchos negocios.

A más campaña, más ruido de precios, pero cuidado porque los mensajes en un periodo cada vez más largo pueden saturar. Esa es una de las debilidades del nuevo Black Friday ampliado, según el experto, pero además esa mayor duración hace que el consumidor tenga mayores dificultades para seguir los precios y comprobar si las ofertas son reales.
Ese bombardeo genera desconfianza: «Cada día se recela más del Black Friday y de las rebajas en general por la cantidad de falsos descuentos que hay», advierte la organización, que lleva años detectando la misma práctica: subir precios antes de la campaña para bajarlos después al precio original.
Los ‘patrones oscuros’ para falsear precios
Los datos del último estudio son contundentes: el 43 % de los 15.000 productos analizados subió su precio antes de la campaña, frente al 30 % que realmente bajó, y nada hace pensar a los expertos que este año vaya a ser diferente.
Estas prácticas engañosas que cada vez son más perseguidas por la Dirección General de Consumo, que el año pasado sancionó a siete empresas de comercio ‘online’ por realizar falsas rebajas durante la campaña de 2023 e incumplir, por tanto, lo que marca la ley en cuanto a cómo se debe reflejar la rebaja.
El precio antiguo que debe figurar junto al rebajado debe ser el más bajo en los treinta días previos. Sin embargo, «numerosos comercios online calculan los descuentos en base a precios anteriores arbitrarios, como el recomendado por el fabricante, que en muchos casos ni siquiera se ha aplicado».
Una vulneración de la normativa que Consumo persigue a través de la mayor campaña de monitorización de precios que ha emprendido para que no haya fraudes en los supuestos descuentos y que el consumidor pueda comprar ofertas reales.
Comparar precios para aprovechar las ofertas
Para ello, la primera recomendación para el consumidor es clara: «Siempre es necesario comparar precios porque, incluso en periodo de ofertas, sale mejor comprar en un establecimiento con precios baratos que no tiene ofertas a uno caro con unas ofertas aparentemente grandes».

«Comparar, siempre comparar. Seleccionar el producto y hacer un seguimiento previo de los precios. Comparar con otros establecimientos y comprar lo que de verdad necesitamos aunque sea muy barato», dice García.
Distanciarse de los ‘patrones oscuros’ que buscan la inmediatez, con llamativas frases como ‘el súper chollo’, ‘ocasión única, solo quedan 10 unidades’ o ‘compra en solo 12 horas’ porque son técnicas que buscan generar en el consumidor el impulso de no perderse algo y van en contra de la compra reflexiva y la comparación.
Pero, a pesar de los pesares, de todos los riesgos para el consumidor, el Black Friday puede ofrecer ventajas si se planifica bien la compra. Solo falta «ser inteligentes y aprovechar las ofertas, siempre y cuando estas sean reales, porque de lo contrario estaríamos tirando el dinero», y este año se calcula que cerca de ocho de cada diez consumidores gastarán durante esta campaña una media de unos 219 euros, según sus estimaciones.
Las cifras de gasto son similares a las del año pasado (76 % dijo que iba a comprar y que se iban a gastar unos 201 euros en 2024) y también los sectores elegidos para gastar el dinero: ropa y complementos de moda, aunque gana terreno el de la electrónica.
(c) Agencia EFE (19.11.2025)



