El saldo de muertos por los terremotos para la región afectada era de 39.106, de los cuales 35.418 son en Turquía y 3.688 en Siria
Pierre Olivier y Jad El Khoury / RFI
Ankara, Turquía.- Por todas partes en la ciudad, el mismo ruido ensordecedor. Es el turno de las excavadoras. La llegada de estas máquinas señala también el fin de la búsqueda de supervivientes.
Al otro lado de la calle, la gente observa con incredulidad y lágrimas en los ojos cómo desaparecen sus vidas anteriores, devoradas poco a poco por las máquinas. A menudo, cuando una excavadora levanta un bloque de hormigón, reaparecen los restos de una sala de estar, de una cocina y a veces incluso libros o juguetes de los niños.
Diez días después del terremoto, los residentes se han dado cuenta de que las posibilidades de encontrar supervivientes son escasas. «Perdí a mi tío, a mi suegra y a mi suegro. Los equipos de rescate utilizaron toda la tecnología que pudieron. Así que si dicen que ahora hay que despejar, es verdad. Los que sobrevivieron, sobrevivieron; los que murieron ya están muertos«, dice uno de ellos.
Los socorristas venidos del todo el mundo, también deben resignarse al fin de su misión. “El ministerio del Interior turco ya nos había comentado a todos los equipos de rescatistas que lo mejor era marcharse cada uno a sus países de origen. porque prácticamente ya es muy complicado encontrar a nadie con vida. Nosotros nos incorporamos el miércoles, estuvimos trabajando en Adiyaman hasta el domingo y no pudimos encontrar a nadie con vida. El nivel de destrucción que había allí era bastante, bastante grande», explica a RFI Teo Javaloyes, bombero rescatista enviado por la ONG española “Bombers Pel Mon” al sur de Turquía.
«Prácticamente uno de cada dos edificios estaba colapsado y el que se encontraba todavía en pie, tenía grietas importantes que indicaban que era demasiado peligroso entrar. Cualquier rescate de sobrevivientes es un milagro. Cuando ya no encontrábamos gente con vida, trabajando con los perros, con los vibráfonos, entraba una máquina retroexcavadora para quitarlo todo», añade.
Una reconstrucción larga y difícil
Entretanto, en Antioquía varios familiares de Suleimán Ayden siguen bajo los escombros. Sin embargo, aprueba las operaciones de limpieza. «Hay un límite más allá del cual los seres humanos no pueden sobrevivir bajo los escombros, ¡así son las cosas! Ahora, encontrar supervivientes es un milagro. Los cuerpos se descomponen y aquí se nota, así que tenemos que empezar a limpiar. También para las enfermedades, porque si se desata una epidemia, no podremos detenerla», señala.
Pero Mustafá Cashik también quiere pensar en el futuro: «Las casas en las que estamos seguros de que no hay nadie están empezando a limpiarse. Y luego habrá que reconstruir las viviendas para los habitantes. Por eso hay que empezar a limpiar. Hay que reconstruir la ciudad y con la ayuda de Dios empezaremos la reconstrucción paso a paso. Pero incluso con miles de retroexcavadoras y todo tipo de equipos de construcción, la reconstrucción será larga y difícil”, anticipa.
En la noche del martes, el saldo de muertos por los terremotos para la región afectada era de 39.106, de los cuales 35.418 son en Turquía y 3.688 en Siria.