La realidad económica de Miches sigue estrechamente ligada al envío de dinero desde el extranjero
Por: José Miguel De la Rosa
El Seibo.- Durante los años noventa, el sonido del mar en Miches no solo marcaba el ritmo de las olas, sino también el pulso de una esperanza compartida: la de cruzar a Puerto Rico en yola en busca de un futuro mejor, y ese mar que fue ruta de escape, se convirtió testigo de un cambio en la economía de un pueblo.
Entre quienes se lanzaron a esa travesía está Domingo Antonio Paulino Reyes, un hombre que viajó tres veces entre las costas de República Dominicana y la vecina isla, como lo hicieron miles de dominicanos de todo el país, que veían en Puerto Rico la forma de una mejor vida.

“Yo me fui tres veces. Iba y venía. Las dos primeras veces regresé en el ferry, y después volví y me quedé allá”, narra Domingo a EL DÍA, quien hoy tiene 60 años y vive nuevamente en Miches, su pueblo natal.
El primer viaje de Domingo fue en 1992, cuando tenía poco más de 25 años. En aquella época, el cruce en yola desde Miches hacia Puerto Rico era una práctica común, por eso, cuenta Domingo, que iba allá y venía para atrás. Duraba dos o tres meses y regresaba en el ferry, porque en ese tiempo se podía venir con una carta de ruta.

Recuerda que cada tres meses realizaba el trayecto, en ocasiones de manera legal y en otras desafiando las autoridades marítimas.
“Cuando yo me fui, se fueron 60 personas en ese viaje. Yo llevaba solo 15 dólares en el bolsillo”, dice con una sonrisa mientras se recrea frente al mar en su pueblo natal.
El fenómeno migratorio era tan común que, según Domingo, casi todas las familias del pueblo tenían a alguien que se había marchado en yola.
“Aquí, por lo menos, si en esta calle hay 60 casas, 50 tienen familiares afuera. La economía se mueve por las remesas”, afirma.
De Puerto Rico a Florida
Domingo logró establecerse en Puerto Rico, donde vivió nueve años, y más adelante se trasladó a Florida, en Estados Unidos.
“Gracias a Dios, todo bien. Hice mi residencia y todo”, cuenta orgulloso.
Allí trabajó en construcción y logró reunir una estabilidad que le permitió volver al país con seguridad. Su historia es también la de una familia marcada por la migración.
“Nosotros somos 16 hermanos. Están en Nueva York, Miami y Boston. Todos legales allá. Pero todos se fueron en yola”, asegura.
Una época que quedó atrás
Aunque el recuerdo de aquellos viajes todavía vive en la memoria de los michenses, Domingo reconoce que esa práctica ha disminuido drásticamente, y asegura que “eso aquí está tranquilo todo. Ya ni se habla de eso. La gente lo ha dejado.
Explica que una combinación de factores ha contribuido a este cambio, como la economía en Puerto Rico, que ha empeorado, y aquí ha mejorado algo, por lo que la gente no se lanza al mar como antes. De acuerdo con él, los problemas con las restricciones migratorias también desincentivan los viajes clandestinos.
Una economía sostenida por remesas
La realidad económica de Miches sigue estrechamente ligada al envío de dinero desde el extranjero. Allí, la remesa siempre llega y todo el tiempo está bien, lo que según Domingo, es lo que mantiene a muchas familias, porque todos tienen parientes fuera del país.
Indica que el turismo que se concentra principalmente en la zona de Costa Esmeralda, donde están los grandes hoteles, no ha logrado integrarse del todo al casco urbano.
“Aquí en Miches no hay turismo. Todo está de ahí para allá, en los hoteles. No es como en Las Terrenas, donde los turistas andan por el pueblo”, lamenta.
La mirada del regreso
Domingo regresó a su tierra hace nueve años. Hoy trabaja como encargado de una finca ganadera en Miches y observa con tranquilidad los cambios en su comunidad. Aunque el mar sigue siendo parte esencial del paisaje, ya no representa el mismo impulso migratorio que un día definió la vida del pueblo.
Al pedirle que le dé un consejo para las personas que siguen arriesgando sus vidas en el mar con la intención de llegar a Puerto Rico, Domingo precisa que él no iría otra vez, y enfatiza en que cada cual es libre de su vida.
“El que quiera hacer lo que desee de su vida, que lo haga, pero hay que pensar bien”, puntualizó.
(c) El Día (16.10.2025)