El empresario del aluminio dijo que no espera una desescalada de la guerra antes de mediados de 2025. “Necesitaremos inversores extranjeros”, reclamó
Infobae
Solo hace unos días, Vladimir Putin se había felicitado por el estado de sus finanzas. “La economía rusa ha resultado ser mucho más fuerte de lo que pensaba Occidente”, dijo en el discurso ante el Congreso.
Pero Deripaska, fundador del mayor producto de aluminio fuera de China, advirtió que los fondos se están agotando, en una de las críticas al Kremlin más directas desde el mundo empresarial, cercado por posibles represalias del gobierno, que terminó el 2022 con un déficit récord.
El magnate instó a Moscú a dejar de interferir en los negocios y crear en su lugar un entorno predecible basado en el Estado de Derecho para atraer de nuevo a los inversores extranjeros a la economía rusa, afectada por las sanciones.
Pero se mostró bastante pesimista. El multimillonario declaró que no esperaba una “desescalada” en el conflicto de Rusia con Ucrania antes de mediados de 2025 como muy pronto, y que los inversores occidentales podrían no regresar hasta dentro de una década.
Deripaska dijo que Rusia necesitaba y aún podía atraer inversores de países “amigos” -aquellos que no se han sumado a las sanciones occidentales impuestas a Rusia por invadir Ucrania-, pero se mostró mordaz sobre el clima empresarial en una economía que el Kremlin intenta centrar cada vez más en el esfuerzo bélico.
Los empresarios más ricos de Rusia -un grupo al que se suele denominar oligarcas- han mantenido en general un perfil bajo desde la invasión, por lo que las críticas públicas de Deripaska al Gobierno fueron inusuales.
“Me preocupa mucho todo el tiempo que el Estado y las empresas se enfrenten constantemente”, dijo, cuestionando por qué el Estado necesitaba “dos fiscales y cuatro inspectores para cada empresario”.
El fundador del gigante del aluminio Rusal, de 55 años, que está sometido a sanciones occidentales por sus presuntos vínculos con el Kremlin, ya ha lamentado en otras ocasiones el efecto en la economía rusa de una campaña militar cuyo valor puso en duda.
Además de expulsar a las empresas y a los inversores occidentales, la invasión ha perturbado las cadenas de suministro, ha retirado de la economía a cientos de miles de hombres en edad de combatir y ha aislado a las empresas rusas de la tecnología occidental.
“El Estado de derecho y la previsibilidad son muy importantes. Si cambiamos las reglas del juego cada año o cada trimestre, nadie tendrá fe: ni los empresarios rusos ni los extranjeros”, dijo citado por la agencia Interfax. “No tendremos que elegir. El año que viene no habrá dinero. Necesitaremos inversores extranjeros. Y ellos mirarán a ver qué ganan los inversores rusos, qué condiciones tienen”.
La economía rusa se contraerá un 2,9% este año, según las previsiones oficiales del Ministerio, y los analistas esperan otra contracción en 2023 y afirman que el potencial de crecimiento de Rusia a medio plazo podría ser de sólo el 1%.
Según datos preliminares rusos, la economía, que antes de la guerra se preveía que creciera un 3%, se contrajo un 2,1% el año pasado. La agencia de calificación Moody’s pronosticó esta semana que la producción nacional se contraería un 3% este año, por debajo de la previsión del banco central de entre un -1% y un +1%.
(Con información de Bloomberg y Reuters)